Rompe Ralph es una interesante película que además de ser enormemente divertida tiene la virtud de suscitar en los chavales que la contemplen un buen número de cuestiones que les harán reflexionar, con humor y al mismo tiempo profundidad, acerca de hasta dónde hay que aceptar los propios condicionamientos personales y en qué medida puede uno esforzarse para incorporar a su vida nuevos aspectos que contribuyan a hacerlo mejor.
El planteamiento de partida del film es sumamente original y acierta a enganchar al espectador a la primera… ¡Los personajes de los videojuegos tienen una vida propia cuando llega la noche y se cierran los salones de juego! A partir de ese momento, mientras que algunos de ellos celebran fiestas con los amigos, otros acaban muy cansados y se reúnen en un grupo de terapia para poder aceptar su condición de personajes malvados. La única excepción es la del grandullón RR, un inconformista que no se resigna al papel que le han asignado en el videojuego y que quiere dejar de ser el bruto agresivo que hace “de malote que lo destroza todo” para que luego venga otro personaje bondadoso que recompone sus destrozos…
La aventura que emprende el personaje de RR, pasando todo tipo de pruebas para conseguir superar su condición, es apasionante y enternecedora, y posee la resonancia de los héroes de los relatos clásicos que en su periplo van descubriendo valores como el esfuerzo, la amistad, la cooperación, el sacrificio, el afrontamiento del miedo, la reconciliación, el perdón y la auto-aceptación.
En la mirada de los niños los buenos y los malos de los cuentos, los tebeos, las películas y los videojuegos desempeñan un papel pedagógico importante para ir elaborando su sentido moral, y en esta película se consigue mezclar de forma muy atractiva la acción jovial con un abordaje no exento de cierta hondura –y muy al alcance de los alumnos de Primaria- de lo que es ser “bueno” y ser “malo” a partir de los personajes oficialmente buenos y malos de los videojuegos. Por ejemplo, aunque RR hace de malo en el videojuego él no “es” malo, mientras que los vecinos que hacen de “buenos” no se comportan de modo bondadoso con él al terminar la representación diaria.
Rompe Ralph, película intensa y adorable por la humanización que hace de los personajes de los videojuegos, avanza con un entusiasmo que resulta contagioso y es especialmente rica en sugerencias para poder trabajar la aclaración de valores donde, a partir de situaciones muy reconocibles de la película, se abordan entre otros aspectos la empatía, la generosidad, el apoyo emocional o el autocontrol. ¡Que la disfrutéis!
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