domingo, 16 de abril de 2017

Los chicos del coro

Los chicos del coro

Presentamos esta película como una muestra de la capacidad de cambio que puede tener la música y la individualización de la enseñanza, en entornos represores como es el Fondo del Estanque, un reformatorio para chicos pobres y conflictivos, donde la coeducación como principio educativo, no existía y la enseñanza mixta, que abre las puertas a los niños y niñas en una misma aula, estaba aún por llegar.

Nos ofrece dos modelos educativos y contrapone la disciplina férrea y fría aplicada por igual sobre niños y adultos, con la educación que cree en la persona y en sus potencialidades: busca lo mejor de cada uno y neutraliza los efectos de aquello que causa dolor, frustración y desconcierto.

Entre otras cosas, valora la infancia en un contexto histórico de pobreza y miseria, después de la segunda guerra mundial, en una Francia devastada con muchos huérfanos de padres muertos en combate.

La película nos habla de la esperanza y también de la verdadera naturaleza del éxito y del fracaso. Realmente el Sr. Mathieu ¿era un profesor fracasado? cuando en sus intentos por acercar la música a sus alumnos cambió sus vidas para siempre, llenando sus corazones, con la esperanza, sentimientos de reconocimiento y confianza. Por último, les dio la oportunidad de soñar y ver que la vida no es solo sufrimiento, que existe la felicidad y si queremos conocerla debemos luchar para alcanzarla.



Temas de la película


La infancia

Dice Barratier: «... el tema de la infancia es el más universal. Proyectarse en el pasado permite escapar de las contingencias de la actualidad para concentrarse en lo más universal: el sentimiento de injusticia y de abandono en un niño cuyos padres están ausentes o han desaparecido, y la rebelión o la inhibición que genera. Con independencia del origen social de los niños que he elegido para la película, desde el momento en que se vistieron con la ropa de la época ya no fueron nada más que niños con los mismos miedos, los mismos deseos y las mismas penas» 







La experiencia artística como elemento educativo

«Muchas películas han usado el tema de la importancia de la experiencia artística en la vida de un chico. En El club de los poetas muertosocurría con la poesía; en Cinema Paradiso con el cine; en Billy Elliot era la danza. En mi película se trata de la música, porque a mí la música me da coraje para enfrentarme la vida. Y pude constatar esto con muchos de los chicos con los que rodamos». En cambio, el cineasta considera que, pese a que admira el film, Los 400 golpes tiene un punto de vista distinto. El ve más las cosas desde la óptica del maestro, e incluso se siente más próximo a otro título de aprendizaje, El cartero y Pablo Neruda, aunque el «alumno» no sea un niño sino un adulto. Barratier

La música

Empezamos a trabajar la música con Bruno Coulais en septiembre de 2002, nueve meses antes de empezar el rodaje. Queríamos huir de la imagen de niños de coro asociada con canciones de navidad y veladas junto al fuego. Había que fortalecer la música y no utilizar prácticamente el repertorio existente. Se supone que la música está compuesta por Clément Mathieu, un buen músico pero que ciertamente no se cuenta en la vanguardia de las corrientes musicales. La música era muy importante en la película y había que mostrar los progresos del coro y componer una música sencilla y sin pretensiones jugando más con la emoción que con la investigación estilística.

Tengo la sensación de que he llevado en mí inconscientemente el guión de Los chicos del coro desde hace mucho tiempo. He podido exorcizar algunos episodios de mi infancia y he podido hablar de la música, que sigue siendo una de mis grandes pasiones. Como el personaje de Clément Mathieu, nunca he llegado a concretar mi carrera musical: un día, de la noche a la mañana, decidí dejarlo, y sabía que algún día debería evocarla para saber si ese abandono fue un acto de valentía o de cobardía. Creo que se puede descifrar lo que soy a través de cada uno de los personajes... sin excluir al director.



Los correccionales en Francia en 1949

«Situar la película en esa fecha no es casual. Después de la guerra se constituyeron los famosos centros de reinserción llamados comúnmente correccionales. En esa misma época se creó en Francia la Protección Judicial de la Juventud (PJJ), que confirió a los niños de un estatuto jurídico distinto del de los adultos. Eran los comienzos de una especie de psiquiatría infantil oficial, con todos los errores que eso lleva consigo. Por ejemplo, se definían perfiles psicológicos con una preocupación, que se pretendía loable, de observación; métodos que evoco en la película y que ahora nos parecen lamentables. El final de los años cuarenta es una época traumatizada: se acababa de salir de la guerra y, como en todos los períodos de crisis, los padres tenían otras prioridades que la educación de los hijos. En ningún momento se nos ocurrió adaptar la historia a nuestra época: en primer lugar habría que abordar el universo de las ciudades, de la reinserción, de la integración, de la delincuencia, y además, hoy Clément Mathieu sería un educador con otras prioridades: no tendría nada en común con un profesor de música de los años cincuenta». Barratier

Los niños

«Desde el principio tuve claro que el papel del solista fuera para un verdadero cantante. Sabía que sería muy difícil encontrarlo, pero tuve una suerte enorme: en nuestro viaje por Francia buscando a los mejores coros para elegir al que tenía que grabar la banda sonora original de la película, descubrimos al joven Jean-Baptiste Maunier, solista de los Petits Chanteurs de Saint Marc en Lyón. Su voz es excepcional y muy conmovedora, y como sus pruebas para el papel fueron concluyentes, ni lo dudé. Para el resto del coro, yo no quería a jóvenes actores profesionales porque me gusta la parte de juego que hay en los niños y que se escapa de la sistematización. Buscamos a los niños en los mismos lugares de rodaje de Auvernia. Tras la audición de más de dos mil niños, pude distribuir los papeles y descubrí entre ellos auténticos actores. Tan sólo los parisienses Théodule Carré Cassaigne y Thomas Blumenthal tenían alguna experiencia como actores y logré que se integraran sin problemas con los chicos de la zona. En cuanto a Maxence Perrin, el hijo de Jacques, su papel de Pépinot es su primera experiencia interpretativa». Barratier


Pierre Morhange


Pépinot




No hay comentarios:

Publicar un comentario